-ENSAYO SOBRE LA CONVENIENCIA DE SER O NO UN CABRÓN EN LA EMPRESA
Para conseguir los resultados que exigen los accionistas, los Directores Generales cuentan con su talento y con la capacidad de movilizar a sus colaboradores para que trabajen en una misma dirección… pero ¿existe diferencia entre ser un cabrón o no para ejercer como buen directivo?
Esa es la cuestión que tratan Antonio Agustín y Sofía Delclaux en su nuevo libro publicado por la Editorial Almuzara ¿Hay que ser un cabrón para llegar a Director General?, en el que a través de una serie de entretenidas entrevistas con máximos ejecutivos de grandes empresas, transmiten una visión muy práctica, llena de experiencias y cientos de anécdotas que permite dar respuesta a la pregunta con la que titulan la obra.
Sobre los autores:
-Sofía Delclaux (Bilbao, 1967). Licenciada en Informática por la Universidad de Deusto y MBA por el IESE. Ha trabajado en España, Polonia y Estados Unidos alternando entre la consultoría en Accenture y puestos de gestión en empresas como Canal Satélite Digital y Media Planning Group. Actualmente se dedica a la consultoría de negocio colaborando en el desarrollo de estudios y proyectos con consultoras de prestigio y escuelas de negocios.-Antonio Agustín (Barcelona, 1960). Licenciado en Filosofía y Letras por la Universidad Central de Barcelona y MBA por el IESE. Su principal actividad es la consultoría estratégica del área comercial para grandes compañías de empresas de gran consumo. También es consejero independiente de pequeñas y medianas empresas. Ha publicado varios libros especializados en el sector (distribución) y es columnista habitual de periódicos económicos nacionales.
-LA CIUDAD DEL LUCUS, un viaje por la época colonial de principios de siglo

La ciudad del Lucus nos logra transportar a un periodo de nuestra más reciente historia, aportando datos pocos conocidos de aquella época a pesar de su crucial importancia. Una gran parte del peso de la obra recae sobre las coordenadas temporales en las que las grandes potencias coloniales se disputan en Marruecos el reparto militar y político de África. Por su parte España, que se lame aún las heridas de la pérdida de Cuba, Puerto Rico y Filipinas, aspira a sacar tajada alcanzando un acuerdo con Francia sin desairar a Inglaterra y Alemania. En junio de 1910, el desembarco en Larache de las tropas españolas comandadas por el entonces teniente coronel Fernández Silvestre se traduciría más tarde, en 1912, en el inicio del Protectorado español en Marruecos.
Sobre el autor:
Luis María Cazorla Prieto es doctor en Derecho con premio extraordinario, Catedrático de Derecho Financiero y Tributario de la Universidad Rey Juan Carlos, Abogado del Estado, Letrado de las Cortes Generales e Inspector de los Servicios del Ministerio de Economía y Hacienda. En la actualidad es Secretario General y del Consejo de Bolsas y Mercados Españoles
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